El Ministerio de Cultura abandona la restauración de la Catedral Vieja

El Gobierno de Rajoy interrumpe el proceso integral de recuperación iniciado durante la legislatura socialista

Promesas y más promesas que caen en saco roto. El Instituto del Patrimonio Cultural de España, dependiente del Ministerio de Cultura, suspende el proyecto integral de rehabilitación de la Catedral Vieja de Cartagena. La primera fase, que concluyó el año pasado con la restauración de las tres capillas del ala este del edificio, no tendrá continuidad pese a los anuncios del anterior delegado del Gobierno, el socialista Rafael González Tovar, y del actual director general de Bienes Culturales de la Comunidad Autónoma, Francisco Giménez, que ha afirmado en todo momento que la segunda fase saldría adelante. Pero nada más lejos de la realidad. Ni los Presupuestos Generales del Estado ni los de la Administración regional contemplan la reanudación de una intervención que cuenta con el consenso general de la ciudadanía de cualquier signo político y condición.

El anterior Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero acometió por fin, desde el bombardeo de la Guerra Civil que destrozó sus cubiertas, la demanda de los cartageneros de restaurar el primer templo de la Diócesis. Las obras de la primera fase duraron un año con una inversión de 252.199 euros. Poco después de la finalización de las mismas tuvo lugar la llegada al Ejecutivo de Mariano Rajoy aunque ni socialistas ni populares pusieron en duda que las siguientes fases seguirían su curso en los diferentes años hasta la recuperación completa de la también conocida como Catedral Antigua. En cambio, el Ministerio de Cultura descarta ahora culminar el proyecto, según ha podido saber el Partido Cantonal y, por lo tanto, todas las especulaciones al respecto no dejan de ser engaños a los ciudadanos por parte de la clase política.

En el culmen del despropósito, el Obispado de Cartagena tampoco muestra intención alguna de abrir al culto las tres capillas recién restauradas, la del Cristo del Socorro, la de San Ildefonso y la de la Virgen del Rosell. Una actitud por parte de la máxima autoridad eclesiástica que ayuda bien poco a cualquier intento de proseguir con las obras ya que los políticos gobernantes podrían considerar, y con razón, que ha sido una inversión tirada a la basura ya que no está siendo disfrutada ni por los fieles ni por los cartageneros en general, pese a que los pocos técnicos que han tenido la suerte de ver el resultado final de la intervención destacan la belleza de la misma.

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