DISCURSO PRONUNCIADO POR CARLOS ROMERO GALIANA EL 17 DE ABRIL DE 1978 ANTE MÁS DE 12.000 PERSONAS AGRUPADAS EN LA PLAZA DEL AYUNTAMIENTO DE CARTAGENA PIDIENDO LA PROVINCIA DE CARTAGENA

¡Cartageneros y aquellos que no lo sean pero que por su vinculación familiar, afectiva y de trabajo se consideren también hijos de esta bendita y sedienta tierra cartagenera!

A todos quiero decirles que llevo en lo más profundo de mi corazón la herida todavía abierta inferida por el insulto de un hombre, un hombre que en las pasadas elecciones legislativas, sin tener que hacer uso de la venta de llaveros ni de camisetas, dijo a los cartageneros que confiáramos en él, que iba a resolver los problemas de nuestro pueblo y de nuestros hombres, yo fui uno de los que confié en él y le voté, y hoy al cabo de los diez meses de esas promesas insulta, injuria, ofende y humilla a un grupo de cartageneros cuyo único delito ha sido amar a Cartagena y no anteponerla a ninguna ideología política.

¡Cartageneros del alma! Desde aquel día de 1833 en que sobre la mesa del despacho de un funcionario de la administración, sobre un mapa de España se trazaron de una manera arbitraria unas líneas por la que incluían a Cartagena en la provincia de Murcia.

Los cartageneros nada mas que hemos recibido humillaciones y desprecios, no por nuestros hermanos murcianos, no, que quede esto bien claro, lo hemos recibido de la oligarquía y de la administración de Murcia.

¡Cartageneros, carthagineses o mastienos! Que estos gentilicios, o más, pueden utilizar cualquier hijo nacido en estas tierras.

¡Cartageneros! Últimamente ha dicho un gran cartagenero y escritor, que somos un partido inofensivo, cierto y bien cierto, no vamos nosotros a poner en descrédito ni a disgregar nuestra patria cuando otros partidos políticos con una ideología definida la están poniendo. Somos un partido ofensivo a nivel comarcal, vamos a ofrecer a los cartageneros lo que no se les ha ofrecido en 150 años, que es una alternativa de poder comarcal. Los cartageneros van a decidir el que seguir siendo administrados por lo que se llamó hoy partidos con representación parlamentaria y seguir siendo Cartagena y su campo una oficina de la oligarquía de Murcia o ser administrados por cartageneros que amen a su pueblo, que depositen su amor en él y si esto es locura, cartageneros del alma, bendita sea la locura de los cantonales.

¡Cartageneros! Por mi condición de médico me veo obligado a exponer algunas deficiencias del Instituto Nacional de Previsión en cuanto a asistencias de la Seguridad Social se refiere a los cartageneros, lo que prueba una vez más el centralismo murciano, y nada mejor que la frialdad de los números y de las estadísticas para dar fe de lo que digo: Murcia capital: 28.168 asegurados, 3 ambulatorios (ambulatorio del Carmen, ambulatorio anexo a la Virgen de la Arrixaca y ambulatorio del doctor Quesada) y dos consultorios (consultorio de la calle de Vallas y un consultorio inaugurado recientemente), Cartagena: 36.000 asegurados y un sólo ambulatorio. Campo de Cartagena: 68.000 asegurados que sólo un [….] de tres son más de 200.000 que reciben asistencia en un mismo ambulatorio. Cuando el Instituto Nacional de Previsión creó el servicio especial de urgencias Murcia quiso beneficiarse de él y como no tenia el número suficiente de población tuvo que anexionarse pueblos para dar tal cifra, y con dicha cifra cuenta con un servicio especial de urgencias, Cartagena ha querido hacer lo mismo y por no tener el mismo número de asegurados ha querido también anexionarse otro pueblos; resultado: no tenemos el servicio de urgencias especial.

¡Cartageneros! A estos dos diputados murcianos vinculados a Cartagena, uno de ellos hijo de esta tierra y el otro no, que por su pobre y corta experiencia política poco o nada han beneficiado a Cartagena y su campo en la firma de ese estatuto de preautonomía, que pasado mañana va a ser presentado al Ministro de las Regiones. Estos dos señores diputados, hombres honestos y honrados, que han seguido unas directrices políticas, estos dos señores diputados murcianos, uno cartagenero y otro no, que como yo han visto el girar de las aspas de nuestros molinos de viento, que como yo han visto el navegar airoso de nuestros barcos de vela latina, que como muchos de ustedes y como yo sus corazones han vibrado al oír una taranta, una minera y una cartagenera, que saben lo mismo que ustedes el valor y la autenticidad y la espontaneidad de nuestro trovo y seguro, seguro estoy ¡cartageneros!, que antes de iniciarse la dialéctica demagógica sobre el aterramiento de la bahía de Portmán, cuando los estériles de la incomprensión empezaron a inundar la bahía de Portmán, seguro, seguro estoy, que al menos una lágrima tuvo que resbalar de sus mejillas como pobre, triste pero romántico holocausto a la bahía de Portmán. A estos dos señores diputados murcianos vinculados a Cartagena, hoy 17 de abril que por azares del destino coincide la fecha con el no doble aniversario de la coronación de la patrona y que no venimos aquí para coronar una virgen, sino para coronar de divinidad a un pueblo y a unos hombres. A estos dos hombres diputados murcianos, uno cartagenero y otro no, puedo decirles ocho palabras solamente, ocho palabras grandes, ocho palabras como los ocho balandros de las ocho velas de un molino cartagenero, ¡grande es la ignominia, qué la Virgen de la Caridad los perdone!